Manizales es una ciudad que está llena de recuerdos. una ciudad que empezó a construirse en bareque y esterilla y que más adelante, gracias a la bonanza cafetera y el dinero que esta trajo se fue llenando de edificios con mucha variedad arquitectónica que copiaron de Europa los hijos de esos afortunados cafeteros que tuvieron la oportunidad de estudiar en el exterior. Manizales una ciudad literaria, una fábrica de atardeceres, una ciudad de toros y teatro con torres de madera, con un edificio en forma de barco, catedral gótica y con su sede de gobierno departamental republicano de la década del 20. Especial por: Natalia Cardona Mejía.
Un mundo de letras repasadas.
En la ciudad de Manizales entre las carreras 21 y 22 en el centro existen aproximadamente 6 librerías de ‘usados’ y en las cuales hay tantos libros como polvo. Dentro de todos los géneros literarios que se venden el mayor número de ediciones repetidas sobre las estanterías son el Quijote y la Biblia. Así como en los libros encontramos historias encantadoras, en una librería alrededor de ellos podemos encontrar personajes que llenan aquellos espacios con enredos y aventuras que debieran redactarse.
¡Ese precio no me sirve!
Aquella neurótica pelirroja cargaba a una de sus hijas gemelas imitando la carga de un bulto tirado encima de su pecho de cualquier manera. La mujer quien se encargaba de regatear el precio de la colección de libros para niños, únicamente hablaba de que su compra individual era muy costosa. “sólo quiero cotizarlo, ella aún no sabe leer” mientras acomodaba a la pequeña en su hombro y miraba despectivamente el tomo de princesas que tenía en su mano. El precio final pactado para la compra sería 70 mil pesos con los cuales ella no se conformaba. Al final la neurótica, encontró un ejemplar de piratas el cual decidió dejar separado por su precio individual.
‘Podrá ser un premio Nobel’
Una edición de ‘Todos los Nombres’ de José Saramago daba cara en la vitrina de la puerta en plena carrera 22. Un hombre a quien ya se le notaban los años y que se encontraba vestido elegantemente retrocedió en su camino para observar el tomo. De repente el viejo decide cruzar las puertas del ‘Olimpo’ y observando los libros que se encontraban en las novedades; pregunta con voz muy gruesa “¿Cuál es el costo de ese libro de Saramago?” sin hallar aún la respuesta acarició su mentón y mirando hacia la parte más profunda de la librería, expreso casi murmurando para sí mismo “Podrá ser una premio Nobel pero ya he leído muchos de sus libros y sólo uno me ha parecido bueno, no sé qué piensan cuando dan el premio”. Sale sin escuchar nada y sigue su rumbo.
Tendrá solo lo de loco
La mujer encopetada llegó en busca de una edición que recogiera los elementos astrológicos; un borracho cojo, que se encontraba en la puerta, entró gritando “¡cómprese un libro de Stephen Hawking!”. La encopetada, algo sorprendida y asqueada, volteó a mirarlo para expresarle: “Eso no es lo que necesito”. En la calurosa mañana donde el sol entraba por las puertas a lo largo del reciento, el cojo levantando ese palo de escoba que usa por bastón lo levanta sobre una mesa de allí y exaltado; expresa: “Stephen Hawking es lo mejor, lastima aquellos ignorantes que no quieren leerlo. Él lo es todo Premio Nobel, astrologo, físico, matemático y loco”. Golpea fuertemente su bastón en el suelo da media vuelta, sale a la calle y termina su frase: “¡Y yo soy su sucesor!”
Con garbo de literato.
Mauricio, se llama el joven que acaba de llegar. Él un tanto desgarbado y con mirada profunda lleva unas gafas le dan ese toque de literato que parece ponerlo en el lugar indicado. Es conocido por el vendedor que se encuentra limpiando varios tomos de ‘Torre de Babel’ en la parte de atrás. “Aunque aún no entiendo sus preferencias, hace mucho viene a buscar tesoros, como suele llamarlos, y si no están hace el encargo” dice el que atiende en la librería mirándome como si se tratara de un enigma. Mauricio esta tarde ha seleccionado al menos 3 libros de Julio Verne fijándose que la editorial coincida, como si se tratara de tener una colección. El vendedor quien parece haciendo un monologo no para de hablarle de ciencia ficción a aquel tipo con garbo de literato quien retraído leyendo las primeras páginas de ‘La vuelta al mundo en 80 días’, se limita a pagar la cuenta y susurrar en un francés casi perfecto ‘Le Tour du monde en quatre-vingts jours’
Se quedarán allí…
En este ‘Olimpo’ no están los dioses de la mitología griega sino que existen tal vez unos 10 mil libros de los que se dice, ya han sido leídos, y que por lo mismo se venden como usados. El escritor manizaleño Adalberto Agudelo cuando habla de los libros usados siempre nombra un viaje que realizó a Argentina en donde tuvo la oportunidad de estar en un lugar en el cual se depositaban muchos libros; sin embargo, estas obras eran completamente desconocidas y él se preguntaba si sus libros también tendrían el mismo fin que tuvieron aquellos en la Avenida 1° de Mayo en Buenos Aires. Y por supuesto aquí no es mucha la diferencia de los ejemplares que se encuentran en este maravilloso lugar y que por algún motivo alguien que los necesito prescindió de ellos tal vez para darle la posibilidad a otros más que lo leyeran, sin pensar que se llenarían de polvo.
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