viernes, 26 de octubre de 2012

De segunda mano y buena demanda.


Son varias las librerías de segunda mano, a lo largo de la carrera 21, el concepto de la economía prima y el factor monetario no es un impedimento para invertir en literatura.

Por Julieth Castaño



Cada libro encierra un mundo diferente, un pensamiento, un sentimiento, contiene
una “sabiduría propia” como lo dijo Francisco Javier Giraldo Vargas, un vendedor de la librería ‘La Odisea’, una de tantas librerías de segunda que se distribuyen en una cuadra de la carrera 21 de Manizales. Pese a que cierta cantidad de personas prefieren el libro nuevo para sentir el encanto de que sus manos sean las primeras que pasen por las hojas del ‘tesoro’ recién comprado, y de que sus ojos sean los primeros en leer aquellas palabras plasmadas, otros prefieren la economía y en estos lugares la encuentran. Siga leyendo...



Tanto la Librería Odisea o la Librería Diana, tienen por dueños a la familia Giraldo Vargas,
satisfechos de su negocio y de poner al alcance de muchos, literatura a mitad de precio y teniendo a su favor una competencia sana gracias a los vínculos familiares que hace que se ayuden entre ellos en el momento de las ventas ; continuando con el testimonio de Giraldo Vargas, expresa que aunque en el lugar se venden también libros de primera mano, los de segunda ganan en demanda, “por eso visitan estas librerías por la economía, y dependiendo el autor y el libro tiene cierto precio y nivel de pedidos”.

En la mayoría de estas librerías la venta de libros nuevos no se excluye, Albeiro Moreno, otro
vendedor de libros y propietario de la Librería Latina, tiene una metodología similar en sus ventas a los demás locales, añadiendo también la compra- venta de libros, que según Moreno el proceso para esta situación se efectúa así: “Todos los libros tienen una lista de precios que es adjudicada por las editoriales y uno seguía por esa lista, entonces si un libro vale nuevo 24 mil pesos entonces se vende a doce mil pesos”.

Para otros vendedores tener un local no es algo que impida la venda de libros, un ejemplo de
ello es Gonzalo Salgado, un vendedor estacionario que tiene su puesto de libros y revistas en
una cuadra al frente de la Alcaldía de la Cuidad, con cuarenta años en el negocio Salgado ha
logrado mantener a sí mismo y a su familia con venta de libros de segunda mano, “ El proceso para conseguirlos libros es por compra-venta, para esto yo trabajo aproximadamente con un 30% de utilidad, digamos un libro que yo vendo a diez mil pesos es porque lo consigo a siete mil pesos”.

Aunque dice que su negocio ha tenido más bajas que altas, y no poseer un lugar fijo donde vender, no se cansa de su trabajo.

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