martes, 2 de octubre de 2012

De una fotocopia fallida

Por: Luis F. Molina

 
El profesor ha pactado que los estudiantes deben leer una nada provechosa cima de copias a blanco y negro, calientes y oliendo radiación. Mi gesto no puede ser peor. Es un docente impráctico, apegado a la letra y no a la pedagogía. Mantengo en apoteosis aquellos profesores que manejan una pedagogía que complace el tiempo, que da tiempo a la enseñanza y a la interpretación. Señor profesor: ¡Madure!
 
¿?
El lugar está atestado. Hay tres personas atendiendo un colectivo de quince personas en promedio demandando copias en sincronía. Son varios los llamados que no son atendidos porque los tres funcionarios de la fotocopiadora cierran sus oídos mientras le sacan duotónicas copias a eternos libros de anatomía y farmacología.
 
Por eso vamos a refundar la patria. Para que todos tengamos la misma disposición en la fotocopiadora, sin que haya tantas filas. El país ha complicado su desarrollo porque no puede suplir la demanda de fotocopias. No solo en la universidad hay problemas con las copias idénticas de los documentos. Recuerdo cierta vez en la central de telefonía móvil el trámite se alargó unos quince minutos porque no había ningún lugar para fotocopiar una cédula de ciudadanía. Hecha la primera diligencia, resultó que el contrato a firmar exigía ampliación de la cédula, por lo que fue necesario una doble fotocopia.
 

 
A quien fotocopia hay que recalcarle que no por ser económica, barata o favorable al bolsillo hay que hacer el trabajo mediocre. Uno con qué cara va a realizar un trámite legal con un documento torcido, pasado en las márgenes, cortado en letras o simplemente con chorros de tinta porque la máquina ya comienza a pedir repuestos. No hay que pretender abusar de las cosas, como los dueños de las discotecas, que quieren tener muchos ingresos pero casi ningún egreso. Ésa es la mente de tercer mundo que todavía nos hace cavilar sobre el progreso que supuestamente estamos teniendo.
 
De una fotocopia fallida, que sale como la hermana supuestamente gemela de un documento, un escrito, un dibujo y por el clisé de un trasero, se hacen grandes papeles para el olvido. Por eso, opto por no sacar copias en la universidad, porque el patrón de mis profesores es examinar lo que ellos creen saber y no lo que las copias pretenden enseñar desde el contrapicado de las letras.
 
Antes de terminar, aclaro que no soy ecologista. Simplemente, estoy escribiendo un libro de propedéutica de la pereza para que ustedes luego le saquen una copia y aprendan.  

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