sábado, 29 de septiembre de 2012

Fundamento de una nación sin cimientos

Reportaje Líttera

Laura M García B.

Cada tres meses a mi casa llegaba un papel de Sayco que informaba el valor de las regalías
obtenidas por cada canción de mi abuelo que había sonado en el trimestre. Mil o 2 mil pesos por canción, incluso alguna vez ‘Collar de lágrimas’ tuvo un valor de 50 pesos. Mientras tanto, los cantantes famosos reciben mil o 2 mil millones por un nuevo disco.
Foto Internet
 
Podría pensarse que no existe una ley que favorezca a todos los cantantes por igual, sin embargo, la Constitución Política Colombiana de 1991, el articulo 70 reza que: “El Estado tiene el deber de promover y fomentar el acceso a la cultura de todos los colombianos en igualdad de oportunidades”.
 
En contraste con el estado están las organizaciones de música como Funmúsica, Sayco, Ideartes en Bogotá, entre muchas otras; estas promueven la música que tiene sello colombiano en distintos espacios, tales como concursos, festivales, presentaciones y tertulias.
 
Mauricio Urrego Herrera, integrante del trío Picarporte, manifiesta que ellos promueven su música por medio de los festivales pero también con los contactos de las casas de cultura y los colegios, en donde los niños y jóvenes son el público por excelencia.
 
Pero hasta este punto el estado encargado de promover la cultura y quien además en el mismo artículo 70 de a constitución manifiesta que: La cultura en sus diversas manifestaciones es fundamento de la nacionalidad.
 
A los fundamentos de esta nación y de esta ciudad, Manizales, cada año le quitan un pilar. Ya le quitaron el Festival de Jazz, La temporada de teatro ‘La Traviesa’ y ahora van por el Festival Internacional de Teatro.

viernes, 14 de septiembre de 2012

Opiniones sin criterio

Por:

Luis F. Molina

Redacción Líttera

Opinar no es tarea fácil en ninguna forma. Emitir una opinión requiere un razonamiento para lograr que la posición tomada tenga algún efecto, o, por lo menos, una interpretación.
Quienes se creen dueños de la verdad, creen que su opinión es verdad absoluta, verdad divina, verdad universal. Así, quienes no entienden, comparten, asienten o gustan de una posición ajena toman el lamentable lugar de atacar a quien opina con su propio criterio.
 
Un séquito siempre atento a caerle al caído está expectantea del error, del mal cálculo para interponer todo tipo triquiñuelas lingüísticas e ideológicas y lograr la confusión en la opinión de otra persona.
 
Si cualquiera comete un error en una opinión, pues será necesario corregirle. Si aquel individuo acepta la corrección, todo estará bien. Si no lo hace, pues el problema se acumulará para él. No habrá necesidad entonces de emprender una guerra sin cuartel para hacerle entender a otro que su opinión contrasta con el conocimiento propio.

(Véalo completo en la pestaña "Exhortaciones" o en más información)

martes, 4 de septiembre de 2012


Cronipárrafo urbano
Una vida redundante
Foto: Luis F. Molina















Cuando las tareas del día expiran, sea por ocupación o por sueño, cada uno busca su casa para posarse a pensar en su lecho. El camino es largo y lleno de escollos. Dentro de los mismos, están los “rompois”, las glorietas o las rotondas.  Allí se recrea de la forma más pulcra y segura la analogía de la vida. Vueltas y vueltas, cediendo el paso en cuanto se camina y esperando del turno para entrar o inclusive salir. Así es la ciudad, como el conductor que aguarda dar un giro completo para cambiar su norte.